San Murray: “St. Vincent”

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Bill Murray hace otro de sus papeles memorables en “St. Vincent”

 

Bill Murray es un santo a su modo. Ha acuñado el género cómico con películas épicas y hablar de si en alguna es o no un buen actor es innecesario. Él está más allá del bien y el mal. Tremendamente selectivo, es realidad que hay un número 01-800 para contactarlo y enviarle guiones para que él decida si le interesan o no. La idea de ser un santo, ahora literalmente en la pantalla grande, debió parecerle muy atractiva.

Fue una de las nominaciones sorpresa a los Golden Globes 2015. Compartiendo categoría con “Birdman”, “The Grand Budapest Hotel” (en donde también participó) e “Into the Woods”, acudí a la sala de cine a ver “St. Vincent” convencido de que el póster y trailer quizá no le hacían justicia a esta comedia familiar.

Después de haberla visto, creo que tiene una competencia demasiado difícil. Estamos ante una película que confía mucho en fórmulas que ya hemos visto, en la que un anciano cascarrabias tiene un nivel más profundo de lo que aparenta pero necesita de personajes blandos que soporten sus manías para evidentes sus bondades.

“Bill Murray es naturalmente cómico”

Murray juega el papel del hombre mayor, veterano de guerra, apostador y desempleado que gasta su dinero en alcohol y prostitutas (realmente sólo una prostituta rusa llamada Daka, interpretada por Naomi Watts). Su rutina de vividor da un giro cuando sus cuentas bancarias están bajo cero. Oportunamente su nueva vecina Maggie (Melissa McCarthy), recién divorciada necesita de alguien que cuida de su hijo Oliver (el primerizo Jaeden Lieberher).

A regañadientes, involucrará a Oliver en su rutina convirtiéndose en la figura paterna ausente para el chico, al mismo tiempo que él descubre en el viejo Vincent un lado dulce que pocos conocen. Una asignatura escolar inspira al pequeño Oliver a relatar sus vivencias con Vincent, contratándolas con sus virtudes (algunas de ellas muy enternecedoras) para reivindicarlo, al menos ante su propia escuela.

El trailer de la película rebela algunos de los mejores momentos de la película, aunque se disfrutan más algunas escenas planificadas fuera del humor americano típico. La fórmula tiene algunas adecuaciones, logrando momentos serios y cómicos bien desarrollados. Aunque es evidente la falta de experiencia del director debutante Theodore Melfi Murray tiene la proyección necesaria para llevarnos por aguas de entretenimiento seguras. 

Murray hace otro de los papeles que le salen muy bien. Es tan naturalmente cómico que el reparto tiene que esforzarse para encontrar su brillo. Jaeden Lieberher se estrena con un papel de niño maduro pero inocente que no logra encantar. No hay una sola escena en que Naomi Watts se hiciera creíble como prostituta rusa, pareciera que no pertenece al mismo universo, es demasiado estrafalaria. Por otro lado, el personaje de Melissa McCarthy es serio y tiene una escena poderosa, con la que quizá logró su nominación. Fuera de eso, no hay suficientes momentos para ver más de su humor.

En lo particular, el arco de la película es demasiado predecible pero disfrutable en los pequeños detalles y situaciones poco comunes que caracterizan a este tipo de comedias. Es una comedia con personajes seguros, que agradan y que le da un twist a la trama para mantenerse actual. 

En lo general, quizá su nominación sea sólo un guiño de reconocimiento al actor consagrado, nominado en agradecimiento a formar aún hoy el género que bien podría llevar su nombre. Bill Murray tiene el tamaño de Michael Keaton, Ralph Fiennes, Christoph Waltz y Joaquin Phoenix.