Un buen perdedor: “Rush”

Hubo un ganador en la carrera de los galardones de este año que se quedó en la primer vuelta. Con una nominación como mejor película y mejor actor secundario en los Golden Globes, “Rush” de Ron Howard merece una mención especial en la plática de quienes debieron haber ganado.

Con una carrera como director bastante dispersa, Ron Howard regresa a la acción con esta cinta que está basada en hechos reales, delineando la amistad que existían entre las celebridades de la fórmula 1 James Hunt (Chris Hemsworth)  y Nicki Lauda (Daniel Brühl). Su rivalidad en pantalla (porque en realidad ninguno de los dos se odiaba tanto) comienza desde el momento en que se conocen.

Hunt es un joven inglés guapo y que sabe bien las mieles de ser un intrépido corredor. Puede conseguir lo que sea con su combinación de buena apariencia, sensualidad y talento, más que para las carreras, para la brabuconería. Su defecto es también su secreto como corredor. Es inmaduro e impulsivo, busca la gloria personal por encima de cualquier otra cosa.

Del otro lado de la pista, el austriaco Lauda (Brühl, el una vez tímido doctor de “¿Y si vivimos todos juntos?”) proviene de una familia adinerada y que espera que sea un gran nombre pero en las finanzas. Al no tener el apollo de su padre, pide un préstamo para construir su propio carro de carreras. Esta determinación a hacer todo a la medida, a ser metódico y exhaustivo en la calidad es lo que lo pone en el mapa. Es arrogante y antipático pero lo sabe y se vanagloria en ello. Sabe que es inteligente y que puede exigir porque siempre tiene razón.

Consagrados como enemigos, conocemos de su voz el viaje personal que significaba prepararse para vencer al otro. La vida personal de cada uno influye en sus decisiones como corredores, las victorias y las derrotas se viven con las mujeres que eligieron como esposas. Cuando parece que uno ha ganado o que otro enfrenta algún problema, la carrera vuelve a empatarse hasta la recta final.

La sombra de la muerte está siempre presente para ambos y para cualquier corredor. Hunt vomita constantemente en señal de nerviosismo. Saben que se juegan más que un campeonato con cada vuelta y ésto aumentan las apuestas. El peligro se hace real cuando Lauda resulta gravemente herido después de accidentarse en Japón, en una pista en que él se había negado competir pero que Hunt y todos insistieron en que no debería cancelarse. Las quemaduras en su rostro y pulmones lo mantienen en el hospital mientras Hunt sigue ganando carreras. Ésto lo motiva a regresar por el campeonato. En su última carrera compitiendo por el grand prix, Lauda y Hunt van empatados, ambos toman la decisión de darle prioridad a lo que realmente importa y los dos ganan en su propia manera.

Hemsworth está en su elemento como el chico malo que todos quieren, arrogante que hace lo que sea por ganar, sin ideología o principio detrás. Un mal perdedor que aprende a ganar, pasando por un cambio radical entre burlarse de su competidor hasta respetarlo. Logra deshacerse del cinismo y se da cuenta que no es nadie sin un buen oponente. Y en eso Brühl lo complementa. Una excelente personificación de Nicki Lauda, en acento y apariencia, con un cabello grasiento y dientes amarillentos y salidos pero con un cerebro en aceleración detrás. La diversión de su contrincante le parece un desperdicio. Tiene una personalidad reservada y al mismo tiempo agresiva, que reconoce el método detrás de todo y que no espera agradar a nadie, aunque cuando lo consigue al casarse. Se reconoce débil ante sus sentimientos y los usa para enfrentar la realidad. Es el personaje que pone en la balanza la razón contra el corazón, la pasión o la gloria, y decide, de nuevo, con inteligencia.

Tanto al conocedor de la carreras como al aficionado o el indiferente, “Rush” consigue salirse del tributo a dos figuras para dar un mensaje utilizando sus personalidades como marionetas. Es un auto de carreras hecho película. Buen uso del color que junto con la iluminación nos sitúan en la década de los 70 sin demasiado disco y sí con más lentes Carrera, boinas, pieles y un look super deportivo que fluctúa entre los azules, blancos y rojos marca Marlboro con pulido Ferrari.

Toda competencia conlleva poner algo en riesgo para obtener un reconocimiento. Ser el ganador representa el sacrificio de tiempo, energía, experiencia, pero sobre todo, de las decisiones que tomamos sin conocer su alcance. La adrenalina es una adicción, el saber quién sucumbirá a la presión, quién coronado ganador, se juega todo en segundos en donde también va incluida la vida. Es la justa medida entre lo que podemos hacer y de lo que nos creemos capaces, decidiendo qué riesgos tomar, cuáles son nuestros enemigos, y todavía más difícil, cuál es la verdadera recompensa lo que nos hace ganadores. Todo está ganado, conocer la diferencia es lo que te hacen un buen perdedor.