El color de la pasión: “La vida de Adele”

El primer amor y la adolescencia son dos conceptos un tanto sinónimos. Muchas de nuestras primeras pasiones nacen en esta etapa en la que nos aventuramos a vivir y experimentar de todo para encontrar con qué nos sentimos cómodos. Somos responsables de los adultos en que nos convertiremos al dar un paso ciego hacia lo que parece ser el amor de nuestra vida.

La vida a través del amor y de los ojos de una chica que lo siente intensamente por primera vez,  de una manera que la sociedad reprocha. Abdelatif Kechiche nos acerca al relato biográfico de una chica que va a mostrarnos su lado más vulnerable en “La Vida de Adele”.

Adele (Adele Exarchopolous) es una adolescente que comienza su carrera como educadora. Es bonita pero ella parece no estar consciente de ello. Son sus amigas la que la hacen considerar su atractivo al emparejarla con un guapo compañero de clase de literatura. El chico muestra interés en Adele, pero no se siente cómoda al tener sexo con él.

Cuando una de sus compañeras de clase la besa inesperadamente, Adele sabe que se ha topado con algo más real para ella. Ilusionada por este nuevo descubrimiento, es rechazo viene con la excusa de la experimentación, lo que la vuelve a dejar a la deriva. Para animarla, su mejor amigo gay la invita a tomar un trago en un bar de ambiente y es aquí donde su mirada se cruza con Emma (Lea Seydoux), una mujer de cabello corto teñido de azul, igual que sus ojos. Inmediatamente hay química entre ellas, Adele siendo inevitablemente coqueta y Emma una interesante artista ascendente. Sin embargo el romance se corta al saber que Emma tiene pareja.

Esto no les impide seguirse conociendo, aunque su amistad causa que los amigos de Adele la etiqueten de lesbiana y la dejen en ridículo frente a toda la escuela. Pero esto solamente hace más fuerte su búsqueda por el amor de Emma, que comparte con ella su trabajo como artista y que finalmente la conquista, iniciando un noviazgo que no le pide permiso a nadie.

La pasión entre ellas se muestra en actos sexuales explícitos, de larga duración y de gran intensidad. Sin embargo, su atracción también es sentimental y se demuestra en el interés de ambas de introducir a la pareja en su familia. Podemos ver en un par de escenas que los contextos de cada una son diferentes. Emma es hija de artistas y ella misma es una, por lo que defiende sus teorías de la vida y el trabajo, que son muy diferentes a las de Adele, cuya familia de clase media tiene valores mucho más orientados hacia la seguridad económica y lo práctico.

Su relación parece estar en tierra firme hasta que Adele comienza a sospechar de Emma, quien parece darle mucha atención a una de sus amigas durante su fiesta de graduación. Así, Adele da cabida a una relación fugaz con un chico que resulta en el rompimiento de su relación, creando un universo de dolor y arrepentimiento que parecen no terminar nunca para Adele. Las separan los años, pero Adele no puede ser la misma. Si su futuro está con hombres o con mujeres, no está claro. Adele termina tan perdida como la conocimos.

Kechiche nos involucra en los primeros dos capítulos de la vida amorosa de una adolescente que lucha por encontrar su identidad, fluyendo entre la adolescencia y la adultez, explorando su sexualidad y las consecuencias que tiene esta batalla en el mundo real. Adele se convierte en la voz de una generación que vive una libertad inédita de ser quien se desee y que el cine homosexual no es uno de controversia sino exhibir problemáticas reales sin idealismo.

No es una historia de amor entre dos mujeres sino un himno a ese sentimiento de aproximarse con inocencia a una relación, descubrir el amor con ojos vírgenes, en manos de una niña que no mide las consecuencias de sus actos. Algo que sabemos está destinado a terminarse pero que de cualquier forma parece el único amor que habrá en la vida.

“La Vida de Adele” nos guiña en varias ocasiones a través de la literatura y el uso del color en la cinematografía. A través de la película, encontramos en los libros que Adele lee pedazos del personaje que sería imposibles de conocer de otra forma. La literatura sirve de apoyo para revelarnos el mundo interior de Adele y en ocasiones anticiparnos la desolación de la ruptura.

Los encuadres contienen un color azul celeste hasta el cansancio, más si el personaje de Emma está presente (aunque sea en el pensamiento), y desapareciendo completamente cuando Adele se encuentra sola. El azul se convierte en la idea, en el deseo, en el inmenso mar de enamoramiento en el que se encuentra Adele. Así podemos saberlo en una de las escenas finales en las que Adele flota a la deriva, su cabello con una tonalidad azul y ella perdida en el pasado.

Por otro lado, la sexualidad es otro nodo importante para entender la profundidad del mensaje de Kechiche. La dirección parece provenir de una gran química entre las dos actrices, que debieron mantener el ritmo durante varios minutos, como si de sexo real se tratara. Finalmente, lo que busca que admitamos es que existe un deseo devorador como el de ellas que nos revuelca, dando cabida a detalles mórbidos del acto sexual que simplemente buscan remontarnos a nuestra propia sexualidad, la forma en que adoramos el cuerpo de otro cuando nos consume el libido. En diferentes posiciones y desnudas completamente durante casi diez minutos, las escenas de sexo son de gran peso y quizá delatan al sexo masculino detrás de la cámara.

Abundante en escenas magistrales con gran contenido simbólico, llevadas por dos actrices espectaculares. Kechiche deja a sus protagonistas relacionarse como si de la realidad se tratara, siendo Exarchopolous el personaje que florece ante nuestros ojos, pero siendo Seydoux su musa principal. Por suparte, Exarchopolous cautiva con su belleza desaliñada e infantil pero sensual a la vez. Siempre con la luz detrás de ella, cada escena parece cubierta en ámbar, reluciente simbolismo del enamoramiento y la felicidad.

Por otro lado, el personaje de Seydoux tiene una sobriedad que se interpreta como la madurez. Un personaje mucho más evolucionado, cómodo con su sexualidad y se podría decir con un nivel de estabilidad emocional, que son elementos que seducen a la joven Adele. Sin embargo, este personaje es un catalizador que multiplica el poder actoral nuevo de Exarchopolous, dejándola muy atrás en nuestra memoria.

Importante por el debut cinematográfico de Adele Exarchopolous, además de ser una película de temática que trasciende en un cine dominado aún por relaciones heterosexuales pero que toca fuerte hacia la exposición de ritos de iniciación que son universales pero que en la pantalla se nos muestran en un solo color.