Una aventura congelada: “Frozen”

Dos hermanas, reina y princesa. Un corazón helado y otro cálido. Los opuestos son el tema principal de esta nueva aventura animada de Disney, que además aprovecha para deshacer antiguos estereotipos de sus princesas.

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En el reino de Arendelle (ubicado por suposición en alguna parte de Noruega), la princesa Anna despierta a su hermana mayor, Elsa, para que con su magia construya un mono de nieve. Ambas disfrutan de un momento como hermanas, hasta que la magia de la pequeña Elsa se sale de control, lastimando a Anna. Sus padres, preocupados, consultan a criaturas del bosque sobre cómo contener la magia de su hija, siendo la única solución aparente encerrarla lejos de la gente y especialmente su hermana menor.

Anna crece sin la compañía de su hermana, pero siempre añorándola. Al fallecer sus padres, Elsa se convierte en la próxima heredera al trono, por lo que deberá asistir a su coronación frente a todo el pueblo. Las puertas del castillo se abren, dando final a la etapa oscura de su niñez. En su primer visita al pueblo, Anna conoce al joven príncipe de un reino cercano, Hans, y se enamoran inmediatamente.

Elsa logra contener sus poderes durante la coronación, pero el anuncio de que Anna y Hans se han comprometido provoca su enojo, perdiendo el control sobre sus poderes mágicos. El pueblo la acusa de hechicería y se ve obligada a huir al bosque, donde da rienda suelta a su magia y encuentra por fin comodidad en quien realmente es. 

Anna sale en su búsqueda, comprendiendo que su separación era a causa de sus poderes. Así emprende el viaje para reunirse acompañada de un vendedor de hielo y su reno, además de un mono de nieve de nombre Olaf, que es el recuerdo del mono de nieve que alguna vez Anna y Elsa hicieron juntas.

Frozen es en muchas formas innovación en las historias antes presentadas, principalmente en la dinámica entre personajes.

En primer lugar, la dinámica no es la usual héroe contra villano o princesa en apuros. La directora y escritora Jennifer Lee (Wreck-it Ralph) pone especial énfasis en la relación entre hermanas, un tema inexplorado por Disney hasta la fecha.

La dinámica princesa-príncipe enfrenta un conflicto: la aparición de un segundo amor que pone en duda al primero, el “verdadero”. Esto da pie a otra diferencia clave: no existe un villano o conflicto desde el inicio. No hay padrastros, brujos, monstruos o reinas malvadas. 

Como no existe un conflicto central definido, es difícil predecir hacia donde va la historia más allá de la resolución de que todo terminará bien. En un inicio el problema parece ser proteger a Anna de su hermana, pero cambia a ir en su búsqueda para que descongele el reino y cambia una tercera vez, para salvar a Anna de un hechizo desconocido hasta el tercer acto y finalmente, evitar que el villano sea el nuevo rey de Arendelle.

Algo también inédito es que las princesas son autosuficientes. Son herederas al trono y tienen miras de la vida distintas, completamente auténticas e independientes. Anna y Elsa son opuestas.

Anna es una niña feliz e ingenua, que cree en el amor a primera vista. La búsqueda por su hermana es también una búsqueda por defender lo que cree: en su matrimonio con el príncipe Hans, en la idea de que puedes enamorarte de alguien que apenas conoces, que las hermanas deben estar juntas y que existe el perdón.

Por otro lado, Elsa es reservada y está asustada de su propio poder. Una gran responsabilidad cae sobre ella y no logra asumirla a tiempo, por lo que huye al creerse incapaz, sintiéndose rechazada. Al dejar su poder en libertad encuentra su verdadera personalidad pero al mismo tiempo congela todo el reino. La única forma de controlar su poder es contrarrestarlo con el amor que siente por su hermana y que es el otra de las grandes diferencias: el acto de amor verdadero puede venir de cualquiera.

En momentos fastidiosamente musical y con pocos momentos realmente divertidos, Frozen aporta más en el record de sus historias y princesas que en momentos memorables. El parecido de ambos personajes con Rapunzel también deja un poco a desear en originalidad en las nuevas películas que realmente quieren romper patrones y mostrar nuevas dinámicas familiares en historias para niños como lo hizo en “Lili & Stitch”, pero no ha conseguido hacerlo de forma memorable.